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Post by Sigma on Jul 26, 2007 15:18:22 GMT -5
si morrudo es flojo creo que si soy ñ_ñU , lo siento, es que nunca paso nada a la compu...
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Post by Sigma on Jul 26, 2007 15:20:01 GMT -5
[glow=Blue,3,000]CAPITULO 2: [/glow]
En mi cama tengo un nudo en la garganta, pero no he llorado desde que era un niño... y no pienso hacerlo de nuevo ahora... aquí en Rusia soy un héroe: valiente, poderoso, invencible, y soy quien sabe cuidar mejor el país... triste es que a pesar de todo no tengo a donde ir, si voy a Japón, mi hogar, la gente me hacen sentir un villano; si me quedo aquí, me siento basura entre tantos halagos.
Según se... el mundo se divide de igual manera, los medios de comunicación se han encargado de que a nadie le haya sido indiferente MI GUERRA: Quienes se han dedicado a numerar las muertes atribuidas a mi nombre me repudian por todo aquello que yo sé que no hice; y quienes se detienen a considerar que la guerra no la inicio Rusia, ven lo grande de la hazaña de contener a tres países furiosos con solo 10 hombres (9 de los cuales no ayudaron)
Una dulce voz se oye al pie de mi cama:- Dime que jamás volverás a irte. Yo volteo y veo a Sátima, hija del zar, con los ojos nublados en llanto, ella me abraza y me asfixia sin intenciones de lastimarme, solo llevada por no se que rara desesperación al tiempo que continua:- Tuve mucho miedo... ayermicro me dijeron que después de matar al rey francés, a los mayores militares y otros hombres importantes, te fuiste en pedazos.
Yo me siento en mi cama, suavemente la alejo de mi cuello y pidiéndole con la mirada que se tranquilice seguí escuchándola:- Me dijo un señor que estaba cerca de ustedes que te vio arrastrándote para avanzar, con una mano jalabas el piso y con la otra arrastrabas tus piernas, completamente desprendidas de tu cuerpo... y me alegra verte y que no sea cierto.
Le sonrío, la abrazo con ternura y le respondo con tranquilidad:- ¿Soportas ver heridas?. Ella asiente con la cabeza y pone cara de horror al ver una enorme y gruesa cicatriz que me ha soldado por la mitad, y cientos de pequeñas cicatrices que muestran que alguna vez estuve verdaderamente despedazado, me bajo la camisa para cubrirme y la abrazo mientras llora salvajemente.
Después de mucho tiempo se queda dormida, la dejo en mi cama y yo me voy, vuelo a Francia, donde reparto mi dinero entre todos los que están en desgracia, todos me aceptan el dinero, pero aun así me miran con suma repugnancia, he pasado con cada una de las viudas francesas , les doy flores para demostrar mis condolencias y les ofrezco mi apoyo... pero como las interesadas que han resultado ser cada una de ellas cada una espera que la despose.
Casi todas son jóvenes y vanidosas y creen que las flores significan algo “especial”, casi me exigen que me case con ellas, supongo que por que saben cual es mi sueldo actual, no me tomo la molestia de hacerle caso a alguna de ellas, y aunque se llenan de ira, la culpa no puede hacer que me comprometa con alguna solo por no haber evitado que los empleados del zar las dejaran viudas... como eso no lo comprenden, por mi bien, creo que no podré pisar Francia en mucho tiempo.
Regreso a Rusia, y se han enterado de lo que he hecho, a nadie le ha caído en gracia, yo he criado a cada uno de los políticos que acompañan al señor Ricovich, sus sobrinos, a pesar de que ninguno tiene mas de 35 años se dan el lujo de regañarme.
El señor Ricovich me ha pasado una carta del Burantéruko, de aquellas que te obligan a cumplir lo que ahí se escriba bajo pena de muerte, la carta me prohíbe que vuelva a regalar alguno de mis bienes entre la gente que no sea rusa o familia mía. Esa proposición se me hace grotesca, por que los rusos se encuentran bien, no les falta nada, y por mi parte no tengo familia.
Me he rehusado a firmar, y aunque ellos saben que no me pueden forzar el zar es rígido conmigo. Él nunca me obliga a nada, toda mi vida ha hecho todo lo que yo quiero, pero hoy, me ha regañado durante horas y me ha amenazado con quitarme todo lo que me ha dado... yo lo miro malhumorado y respondo con coraje:- Quítemelo todo señor, y si le place, también el empleo.
Me voy a mi recamara, donde Sátima sigue dormida, a mis ojos aún es una niña pequeñita, mientras la contemplo descansar tranquila siento tristeza por no haberle podido festejar sus 15 años, que estaban planeados para la semana pasada, cuando estábamos a la mitad de una horrible guerra.
La miro con ternura y decido salir para no despertarla (nunca esta tan tranquila), justo saliendo de mi habitación me encuentro con el señor Ricovich, que me dice con suavidad: -¿Acaso no tenías planes para todo ese dinero?. Yo bajo la cabeza y respondo con desaliento: - Si, pero usted quiere que firme en contra de lo que pensaba hacer.
Él me pone una mano en el hombro y me explica: -Hijo mío, no es por afán de hacerle daño a la gente, pero necesitamos que haya paz, si nuestros enemigos se recuperan harán guerra de nuevo, y no podemos ser “blandos” con ellos, deben estar con miedo para que esto no se repita.
Me lleva de nuevo a la mesa y ante su presión paternal firmo finalmente, me sonríe, me abraza y me pide que no me sienta mal por los desdichados de otros países, y me repite lo que toda la vida me ha dicho :- Sabes que para mi, eres mi hijo, y todos ellos – señalando a sus sobrinos- son tus queridos primos... nunca olvides que somos tu única familia.
Uno de mis “primos” llamado Skrov se adelanta un paso hacia el zar y le dice: -Compréndelo, después de todo, el “rayo japonés” siempre será japonés.
Yo estoy algo sensible, doy la espalda y me voy, pero con el coraje que llevo clavado le aclaro:- Soy japonés, por que nací en Japón, y me preocupo por ese país, pero mi sangre y mi lealtad son rusa... mi madre y mi padre fueron Rusos... y yo también lo soy.
Regreso a mi cuarto enfurecido donde la niña sigue dormida... cerca de la cama hay una silla... respiro profundo y me siento en ella, estoy tan cansado que en poco tiempo me quedo completamente dormido.
Estoy muy débil, mas que sueño creo que fue un desmayo, abro los ojos, estoy en mi cama, Siachi (Sátima) me jalonea, quiere que vayamos a pasear, quiere hacer algo divertido, ha oscurecido, y entre el cansancio y el fastidio entiendo muy poco de lo que me dice por aquella mala costumbre de hablar muy rápido...
Me levanto pesadamente mientras ella me reprocha:- No me hiciste mi fiesta, vas a tener que compensarme, vamos al jardín, y por favor... nunca te vuelvas a ir a Japón, nunca, nunca me dejes sola... por que después de todo, en ningún otro lado hay lugar para ti... y menos en Japón.
Volteo a verla cansado y respondo:- Vamos a donde tú quieras, pero tan pronto como pueda volveré a mi casa.
Ella me abraza de nuevo, pesa mucho, habla demasiado, y entre todo lo que dice distingo algunas palabras:- “De todos modos en Japón no volverás a encontrar personas que estén dispuesta a hablar contigo”
Sorprendido le pregunto al tiempo que la separo de mi: - ¿Cómo lo sabes? ¿Qué sabes de Japón? Ella pone cara de berrinche y responde : -No te digo nada... o... solo que... ¿Me prometes no regañarme? - Bueno... prometo no regañarte... haré todo por contenerme.
La niña baja la cabeza y comienza su relato: “Todo el tiempo que hubo guerra todos se escondieron cobardemente en el refugio, y mi hermano me obligó a esconderme con ellos, por eso contraté a 20 hombres fuertes, veloces y que supieran clave Morse para que te espiaran y me dijeran lo que ocurría a través del refugio.
De esos 20, 14 murieron en su labor, uno me contó de las batallas de Francia, otro me habló de los detalles de los combates en Rusia, el resto, según se fallecieron en Japón... Uno de los 6 sobrevivientes me contó que en la batalla final, donde solo quedaban 5 de los 15 malvados, con una pistola de balas expansivas, el rey francés consiguió partirte en dos, y que a pesar de ello conseguiste matarlos con que había en tu manga izquierda... y tras aquello ganaste definitivamente la guerra.
El espía que murió en Francia se comunicaba conmigo mediante otro sujeto que lo contactaba vía telefónica, y aunque no pudo darme muchos detalles, se que allí acabaste con las fuerzas australianas, y con uno de los japoneses... fue en Francia donde 10 de los malvados murieron a manos tuyas.
Al terminar la guerra envié a 5 de mis 6 informantes a Japón y me han dicho que allá todos te odian, incluso esta penado por la ley venderte cualquier objeto o dirigirte la palabra... y nadie reclama por que al menos, los sobrevivientes no quieren saber de ti.”
Siento un nudo en la garganta, quiero gritarle por arriesgar a gente inocente solo para espiarme, pero no la regaño por que se lo prometí, y solo le contesto :
- No debiste molestarte pequeña, ah, y ahora que salgamos, enfrente delos demás, recuerda que no debes tutearme... a ninguno de tus primos les he permitido esa confianza... y no debo hacer diferencia contigo... por lo que mas quieras... no me vuelvas a meter en problemas, háblame de usted.
-Si, lo sé, pero no me molestes ahora, nadie nos mira en este momento... bueno, muchas palabras, vamos a mi lugar favorito, el “jardín de la muerte”.
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Post by Sigma on Jul 26, 2007 15:27:09 GMT -5
y je je je seeee exagere con las muertes, pero nunca se tienen bastantes ^^
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Post by Peppercat on Jul 29, 2007 0:09:31 GMT -5
[glow=purple,2,900]Ya se me había olvidado lo sangriento que se podía poner el asunto XDDDDDD Buen fragmento, esperamos el que sigue (y no te preocupes, comprendo lo de tu fotosensibilidad ).[/glow]
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Post by Sigma on Jul 30, 2007 17:52:14 GMT -5
Seeeeeeeeeee, y pensar que voy en el fragmento 50 ^^ tardare 50 años en subirlo todo espero que no
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